domingo, 15 de mayo de 2011

LAS ARENAS DE KHANA


Vientos
y malos tiempos
presagian un nebuloso tul
para este viaje
de incertidumbres secas
y pesadumbres abstemias de luz
al que me invocas.

Te equivocas
si crees que hablo de nosotros,
de los laberintos del alba
donde enjuagamos nuestra destrucción.

Qué sabes tú de grietas lentas
y sueños de almas incompletas,
de herrumbres que se alumbran
entre  muros de prodigiosos rituales.

Hay labios casuales
y besos que predican
la sumisión de la memoria,
la hora estremecida
donde solo es posible el regreso.

Estos versos
no son garras de silencios
ni sonetos entre cuerpos
que comparten su desnudo veneno.

Somos parte de una parte,
de sombras que aún desgranan
un indeciso fulgor,
de pasiones emboscadas
y arquetipos que transitan
la oscuridad  que me desvía
hacia la sangre fugitiva
en las arenas de Khana.

domingo, 8 de mayo de 2011

¿Puedo apagar la luz?


¿Puedo apagar la luz?
En los lejanos rostros la noche se cierra
pero en tus ojos queda la luz a la intemperie.

Mi deseo descansa en tu piel
y me miras como si mis brazos quisieran llevarte
por túneles de sueños sombríos.

Hay una forma turbia que regresa a estas horas.
Sin voz, me llama a su lado. Sin sonreír, me muestra sus dientes.
Sus uñas arañan las paredes de un invierno eterno.

Aunque las mismas sombras
se derramen sobre las sábanas,
nunca regresará el aire que extraña lo oscuro,
los pétalos secretos de una magia imposible.

La noche huele a violetas
y ha dejado de soplar el viento.
No temas, ella no volverá hoy.
Y yo no me marcharé.
Mientras tus labios sellen las arterias negras
de mi memoria.