viernes, 24 de mayo de 2013

MALOS CAMINOS


No sé cómo he llegado,
ignorando los avisos que proclaman
que la mayoría de los sueños caen instantáneamente
en el borde que asoma a la nada.
Aquí las sombras crecen haciendo resonar
sus pasos negros como si nadie pudiera detenerlas.
En los suburbios llueve aguardiente
y todos los sentimientos se mezclan,
huelen a pólvora y yeso,
a perfume barato de mujer joven,
a pan quemado.
Pero estás también tú,
extraña como un lobo en un baile de verano.
Me haces una seña para seguirte
(miradas como la tuya siempre me han perdido),
y saqueo los espacios que nos esconden,
detengo el oleaje de carne blanda que nos separa.
Me fugo de una cueva pintada con rostros pastosos
hacia las calles de una ciudad distinta, zigzagueando
en la noche violeta, doblando esquinas
entre relámpagos que caen del pasado.
Sueño con el sabor de tus labios, sueño
que mi piel de niebla fría se convierte en luz
bajo tus dedos.
Estás dormido, dices,
y tu voz viene de mi propio interior
como el vuelo afiebrado de una mariposa,
desde mi corazón transformado en una bola de aire ardiendo
con mil colores que nunca había imaginado.
Parezco un fantasma herido
que viene de guardar no sé qué puerta
donde dicen que descansa una diosa de los antiguos cielos
pero lo único que me importa es ver el brillo de tus ojos
cuando despierte.






martes, 14 de mayo de 2013

LA HABITACION CERRADA


Te invito
a mi habitación cerrada
pero cuando vuelvas a salir
abandona toda aparición en la memoria
que merezca tu amor,
mi rostro de círculos concéntricos,
mis labios de amos
invisibles,
la soledad oscura y lejana
y la frialdad que cae del último vínculo
con el deseo de poseerte,
de reverberar en tu cuerpo
una vez más entre las grietas de la noche
y la luz de la luna
y la densidad
del espectro
sobre el fondo negro de nuestras sombras.




lunes, 6 de mayo de 2013

LAS ÚNICAS COSAS QUE NOS RECUERDAN


De su corazón era dueño o de un sueño de pasos
donde llegaba al interior de lo vivo
descendiendo sin respetar las hierbas apretadas
de susurros sin esperanza,
jadeos bajo el sol de las únicas cosas que nos recuerdan
o el daño del pasado que nos ciega
transfigurado desde la noche
que te que marchaste.

En las burbujas de mis recuerdos aparecen sin disfraces
las páginas inmóviles de tu última mirada,
imágenes muy cerca de amargas y extrañas distancias
que sólo existen para el pensamiento:
galerías de un abismo en el desierto
o los fragmentos ocultos de un rostro de mujer
con la gradación preparatoria
al éxtasis.

La atracción iba envejeciendo,
y la máscara como extremo
mirándote a los ojos
solo mostraba el gesto
que pide la fiebre en el limbo de los cuerpos,
lo urgente como vaivén
pasando cada prueba necesaria.