domingo, 13 de marzo de 2016

PALABRAS PARA LA NOCHE


De noche las palabras se hacinan
En los estantes fríos de una ciénaga.
Hay nombres sin rostro y letreros
De tinta roja, himnos y verbos, lugares
Pequeños como moscas en la memoria.
Todos cuentan historias de los vientos en que han viajado,
De los hombros desnudos en que se han posado,
De las habitaciones que crearon con telarañas de sílabas,
De las hogueras que avivaron con sus mareas secretas.

Mi cama se llena de hojas maravillosas.
La mujer de seda,
La mujer de sombras hechas de mariposas negras
Llega y apaga la luz de todos mis recuerdos,
Su cuerpo se extiende con un un manto de terciopelo oscuro,
Sus dedos son blancos como el vapor pero  sólidos,
Flexibles como juncos,
Y se deslizan mientras sueltan palabras

Escucho
La voz de sus dedos mientras siembra mis sueños
Hasta que embiste la madrugada,
Inmensa como un glaciar entrando por la ventana.
Mis labios están llenos de olas.
Deshago estrellas, collares de tizas brillantes
Que han atado nuestras bocas.
Detrás,  la desesperación retorna
Silenciosamente,
Como un reloj parado.
Vuelvo a ser el hombre
Que no soy yo









lunes, 7 de marzo de 2016

EL BOSQUE


Nuestras voces llegarán por el túnel
A esa hora en que la luna
Hace encallar en nidos grises las pasiones
Y ya no hay nada que tocar
Y la ausencia de besos
Quema como aguardiente duro en la garganta
Nosotros no somos casi nada
Bajo el luto del cielo
Llevamos el azúcar violeta de los sueños
Detrás de una ventana
Invisible como las barreras con las que nos protegemos
En lugar de vallas brillantes
Nuestras sienes hacen de muralla
Nuestros brazos son arrecifes
Nuestros muslos son antorchas
Quizás allí en un lugar muy alto
Lo que sentimos no tenga ninguna importancia
Pero estamos aquí sin cicatrices
Como un estanque en el bosque
Guardianes como lobos de nuestros secretos
Pese a que el  color del atardecer nos recuerda
Otros bosques de los que se fueron
Las hadas
Los misterios
Los latidos que palpitan bajo el musgo
Los guardianes de las noches azules
Puede que no sepamos nada
Puede que sin querer
Pisemos un extraño país
Que parecemos extraer de alrededor
Del dorso de otra vida
De la que somos noche y pan
Dos hojas
Un bosque.